convocatoria que junto al via-lucis de remedios completó la jornada.
Pasadas las ocho y media de la tarde se abrían las puertas de la parroquia de San Emilio, situadas en la calle Maestro Lecuona para dar así comienzo al Vía Lucís con la imagen mariana de la hermandad del Despojado.
Tras el rezo de la primera estación en el interior de la parroquia del barrio Figares, se ponía en la calle la cruz de guía de la hermandad del Despojado. Once parejas de hermanos con presidencia formada por los miembros de junta de gobierno, coral polifónica y el cuerpo de acólitos precedían a las andas de María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista, mandadas por el Hermano Mayor y capataz de la hermandad Dionisio Martínez.
Pasadas las ocho y media de la tarde se abrían las puertas de la parroquia de San Emilio, situadas en la calle Maestro Lecuona para dar así comienzo al Vía Lucís con la imagen mariana de la hermandad del Despojado.
Tras el rezo de la primera estación en el interior de la parroquia del barrio Figares, se ponía en la calle la cruz de guía de la hermandad del Despojado. Once parejas de hermanos con presidencia formada por los miembros de junta de gobierno, coral polifónica y el cuerpo de acólitos precedían a las andas de María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista, mandadas por el Hermano Mayor y capataz de la hermandad Dionisio Martínez.
Como es tradicional el Vía Lucís transcurrió por las principales calles de este céntrico barrio en la que acompañaban numerosos fieles y cofrades. Broche este de un fin de semana intenso en cuanto a la actividad cofrade se refiere.
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