«Granada es templo y palio, es Jerusalén, es el Gólgota, es el Huerto de los Olivos, es el Silencio junto al Darro, es la sublimación del dolor de una Madre, bajo el arco de la Puerta de la Justicia en el recinto alhambreño; es el lento doblar de la campaña en la noche oscura de San Antón..», estas fueron las palabras proclamadas por Jose Antonio Lacarcel para definir la semana santa de Granada y así mismo proclamarla a las mil maravillas.
Lacarcel, definió todos y cada uno de los ocho días de la semana santa, y así mismo a todas las hermandades que cada día realizan estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral metropolitana de Granada. Desde el Domingo de Ramos al de Resurrección, quedó pregonada totalmente la semana santa granadina.
Desde el Albaicín al Zaidín, del Realejo a la Carrera del Darro, de ésta pasando por el centro, todas las cofradías tuvieron palabras de admiración y elogio proclamadas por el pregonero.
En las últimas palabras de su pregón dejó constancia de su admiración por los costaleros y costaleras a los que dedicó un poema del sacerdote mejicano que vivió largos años en Sevilla, Ramón Cué, al igual que a los capataces granadinos. También la mujer quedó patente en el texto, diciendo que «se ha incorporado con enorme eficacia, con gran brillantez, como no podía ser menos, a las hermandades».
Las palabras del pregonero concluyeron aproximadamente a las dos de la tarde, posterior a ellas, sucedieron a la intervención del vicario general de la curia granadina que justificó la ausencia del arzobispo por encontrarse en Guadix en la despedida de monseñor Juan Santacruz.
La marcha "Palio Blanco", bella composición musical inspirada en María Santísima de la Aurora, y los himnos oficiales, como fueron Granada, Andalucía y terminando el evento el himno nacional. El acto concluyó pasadas las dos y cuarto de la tarde.
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